Los bonsáis son fieles reproducciones de los árboles que crecen en la naturaleza. Con una correcta poda, alambrado y composición, se puede conseguir que posean carácter de árbol gigante, a pesar de su pequeño tamaño. En la actualidad, el cuidado de estas plantas se ha convertido en una moda. Sin embargo, se han de tener en cuenta una serie de aspectos básicos para lograr que crezcan con vigor y salud. Para ello, es preciso tener conocimiento de unas sencillas técnicas de cultivo, un cierto sentido artístico y una constante dedicación.
Orígenes del términoLa palabra 'bonsái' deriva de la unión de dos términos japoneses: 'bon' (bandeja) y 'sai' (planta). De este modo, la traducción literal de esta expresión sería 'planta en una bandeja'. Según la Asociación Japonesa del Bonsái: "Es un árbol o una planta cultivada en una maceta y, por tanto, de reducido tamaño, pero que logra expresar completamente la belleza y el volumen de un árbol creciendo en su ambiente natural".
El bonsái es una planta de tronco leñoso que se puede adquirir en cualquier establecimiento especializado. También es posible recuperarlo de la naturaleza o iniciar su creación a partir del esqueje de un árbol de mayor tamaño. La esencia de su cultivo radica en saber transformar este tronco en un pequeño árbol con la apariencia y características de aquél al que reproduce. Hay que tener en cuenta que los bonsáis no son especies de interior. Se trata de plantas de exterior que pueden aclimatarse con éxito a la temperatura de un invernadero o de un hogar.
Historia del bonsáiEste árbol en miniatura inicia su historia en China. Las referencias sobre bonsáis más antiguas que existen se han hallado en unas pinturas de la dinastía Tang (618- 906). En ellas, se podían contemplar bellas reproducciones de pinos, ciruelos, cañas de bambú y sageretia. En esta época eran conocidos como 'Pen- Jin'.
En la antigua China existían dos formas de cultivar el bonsái. En el sur del país se intentaba emular a la naturaleza. Por lo tanto, se criaban exclusivamente los ejemplares hallados en el monte que eran conservados con su apariencia natural. No se usaba el alambre para transformarlos, únicamente se recurría a la poda. Sin embargo, en el norte se hacía lo posible por lograr formas armoniosas, aunque distaran de las originarias.
La 'planta en maceta' alcanzó su máximo esplendor en el período Sung (X-XIII). Será en este momento cuando una secta Zen los introduzca en Japón y pase a denominarse de forma definitiva como bonsái. Esta planta era concebida como un objeto religioso que permitía un mayor acercamiento a Dios. Ya en Japón, se desarrollan las técnicas más avanzadas para educar las ramas, los troncos y las raíces.
Los aristócratas japoneses se centraron en las especies inusuales y durante el período Edo (1615- 1876) surgió interés por los bonsáis que presentaban formas grotescas. A finales de esta etapa cambió la concepción de esta planta y, de nuevo, se convirtió en inspiración para poesías y grabados.
Finalmente, la aparición del bonsái en Europa se produce en la Exposición Universal de París, celebrada en el año 1898. También se aprecia su presencia en la Exposición Universal de Londres (1851). No obstante, la afición por esta especie no se extendería hasta finales de la Segunda Guerra Mundial.
LOLY.
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