Las feromonas son sustancias químicas producidas de forma totalmente natural por las glándulas sudoríparas de algunos animales para atraer al individuo del sexo opuesto. Desde tiempos remotos, multitud de seres vivos hemos utilizado diferentes aromas y olores químicos como método de atracción sexual. Unido a la capacidad de atracción, también tienen la particularidad de provocar cambios en el comportamiento de animales y personas.
Así pues, y como diversos y pormenorizados estudios lo han demostrado, la función de estas feromonas es la de intensificar la atracción sexual tanto en animales como en seres humanos, normalmente a través del sudor que producen y secretan las glándulas sudoríparas. Y esto es precisamente lo que genera un problema, puesto que hoy en día, la mayoría de las personas se ducha diariamente, eliminando de esta manera gran parte de las feromonas segregadas por su propio cuerpo, sin contar que la producción natural de estas disminuye de forma paulatina a lo largo de los años, haciéndose especialmente progresiva y perceptible en la franja de edad que comprende de los 20 a los 40 años. Y es llegados a este punto cuando surgen, gracias a los avances científicos, los cuales han probado sobradamente que este tipo de productos funcionan de forma eficaz, un gran número de empresas que se dedican a reproducir y comercializar a modo de perfume, en la mayoría de los casos, estas feromonas que nos pueden ser de útil ayuda en el complejo arte (aunque no tanto con esta nueva arma) de atraer al sexo opuesto.
¿Por qué funciona?
El olor que despiden las feromonas es percibido por los seres humanos a través del denominado órgano vomeronasal (OVN), que se encuentra situado en el interior de la nariz y está conectado a través de terminaciones nerviosas con el hipotálamo.
Es el encargado de captar y canalizar las feromonas desprendidas por el sexo opuesto, provocando de esta forma la pulsión y la atracción sexuales (se le conoce vulgarmente como “el sexto sentido”, por su gran relevancia y papel fundamental en la atracción entre individuos del género humano). Su función única y exclusiva provoca diversas emociones y comportamientos, influyendo de manera directa en la conducta de las personas.
NAMASTÈ.
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