Hay formas de matar, formas de torturar, formas de olvidar, formas de aprender…
Existen dos caminos muy claros que matan al amor. El uno es el camino rápido, cuando premeditadamente acribillamos la ilusión de la pareja, la infidelidad, la actitud violenta pueden acabar una relación en menos de un minuto; el amor acaba rápidamente entonces gracias a Dios. El dolor pasa y el corazón se sobrepone y así logra continuar hasta encontrar la persona correcta a la que todos tenemos derecho.
Sin embargo existe el camino mas corto y doloroso que condena al final de un sentimiento de manera lenta y agónica… LA INDIFERENCIA O EL DESDEN… no existe forma mas terrible y cruel de matar un sentimiento que tener esta actitud.
Del 100% de parejas encuestadas, las dos terceras partes coinciden en que lo que le alejó o le hizo decepcionarse de su pareja fue la falta de interés que se notaba de su compañero (a). Y es que es lógico, si el amor nace de la comunicación afectiva, de los detalles tiernos, del interés de verse y las palabras motivadoras que se agregan cada día, nadie puede ser feliz amando a quién no le valore, ni le preste atención, la indiferencia suele ser el arma más dolorosa con la que se asesina el amor más bello que se pudo conquistar.
Es mejor estar solo y en la búsqueda esperanzadora de nuestra media naranja que sentirnos involucrados con un ser robotizado, al que poco o nada le importen nuestros sueños e ilusiones. No seamos ingenuos, no creamos que la pareja puede vivir tranquila sin recibir un estímulo sincero afectivo. Antes de hacer mil pedazos de un corazón, pensemos que puede ser el nuestro, que todos tenemos el derecho de ser valorados y atendidos en nuestros requerimientos afectivos. No nos dejemos morir de amor por alguien que nos es capaz de reconocer nuestro valor, no pensemos que siendo mártires o mendigando un sentimiento a alguien que no lo merece, finalmente seremos felices un día.
Lo que mata al Amor son las caricias que no damos, las palabras dulces que no pronunciamos, los gestos delicados que se olvidan, el tiempo que le robamos al ser querido para dedicarlo a cosas que realmente se podrían postergar. Lo que mata al Amor es no ser capaces de comprender realmente cuánto nos aman y cuánto nos necesitan
LOLY.
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